Uri y Grisones, carreteras alpinas y nacederos de grandes ríos.

Agosto de 2021

Las carreteras alpinas, con sus curvas de 180º y fuertes desniveles, son una importante conexión entre comunas de distintos valles, pero hoy son también un atractivo en sí mismas para ciclistas y apasionados del motor. En el área comprendida entre los cantones de Valais, Uri y Tesino, destacan entre otros los passo (puertos de montaña) de Nufenenpass, Furkapass y Oberalppass.

Justo antes de alcanzar el Furkapass, podemos ver de cerca, quizás demasiado cerca, el Rhônegletscher (Glaciar del Ródano), nacedero de este importante río, que desde aquí recorrerá 812 kilómetros, 290 de ellos en Suiza, antes de desembocar en el Mediterráneo. La fuerza y el poder de erosión de los glaciares se plasma en las grandes losas graníticas alisadas, casi pulidas, por el avance en tiempos pasados de esta gran mole de hielo.

Desde 1970 una gruta da acceso al interior del glaciar. En los años 20 e incluso entre los 70 y mediados de los 80 el glaciar creció, pero su retroceso, debido al calentamiento global, es para quienes lo vieron tiempo atrás, algo dramático. Desde hace ocho años, en primavera y verano, parte de la lengua del glaciar es cubierta con un tejido blanco que busca desacelerar el proceso de retroceso.

La red ferroviaria suiza, a través de túneles y en ocasiones gracias al sistema de cremallera, alcanza parajes insólitos para un tren.

Desde Oberalppass, una ruta en constante pero cómoda ascensión a media ladera, nos lleva hasta el Tumasee (lago Toma), fuente del río Rin, que recorrerá 1.230 kilómetros por Suiza, Austria, Liechtenstein, Alemania, Francia y los Países Bajos, antes de desembocar en el Mar del Norte, siendo navegable desde Basilea (Suiza).

En una pequeña colina sobre Disentis/Mustér, inmensa abadía benedictina con iglesia de estilo barroco y dos torres cupuladas.

Siguiendo el cauce del Rin, encontramos Ruinaulta, el gran cañon tallado por el río a su paso por esta zona. Son varios los puntos desde donde puede observarse, entre ellos Islabord.

Con más de 5.000 años de historia, Chur (Coira), ubicada en el valle del Rin, es considerada la ciudad más antigua de Suiza.

Hacia el sur, en el alto Julierpass, una llamativa torre de madera rojiza con grandes ventanales, es un teatro que replantea la relación entre la propia actuación y el público, promoviendo la cultura trilingüe de los grisones.

Silvaplana, es una curiosa comuna que se encuentra dividida en orillas enfrentadas de un lago, quedando éstas prácticamente unidas por dos extensos prados en sendas lenguas de tierra.

Por último, a más de 1.800 metros de altitud, Sankt Moritz, enclave íntimamente ligado al turismo invernal. Su ubicación en torno a un lago, en la intersección de varios valles alpinos bien comunicados, favoreció en el pasado su potencial atractivo. Ya en 1896 se inauguró el lujoso hotel Badrutt´s Palace, con apariencia de castillo, al que se puede llegar entre otros, en Rolls Royce o Fiat Panda con cesta de mimbre en el techo. En tiempos más recientes, el arquitecto Norman Foster, empleando materiales clásicos como la madera, ha dejado su impronta en la Chesa Futura. Sankt Moritz fue sede olímpica invernal en 1928 y 1948, y aún pueden verse algunos vestigios de entonces.